TAL DÍA COMO HOY SIMÓN BOLÍVAR JURÓ POR LA LIBERTAD DE VENEZUELA EN EL MONTE SACRO

 
 Simón Bolívar emprendiÓ aquel día uno de sus largos y nostálgicos paseos en compañía de Simón Rodríguez. La caminata les condujo hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro de Roma.

 Tal día como hoy, hace 209 años, el futuro Libertador, Simón Bolívar, cuando apenas tenía 22 años de edad, asciende, en compañía de Simón Rodríguez, a la histórica colina romana del Monte Sacro y jura por la libertad de Venezuela.

Este hecho, aparentemente sencillo, ha entrado de manera sublime en la Historia patria. En efecto, Simón Bolívar había emprendido aquel día uno de sus largos y nostálgicos paseos en compañía de Simón Rodríguez. La caminata les condujo hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro de Roma, una de las siete colinas de Roma. 



Al caer la tarde, desde lo alto admiraron en la serenidad del crepúsculo la ciudad a los pies del monte. Rodríguez y Bolívar se sentaron a descansar mientras sus miradas recorrían el amplio paisaje que se ofrecía ante sus ojos. Admirando aquel panorama, Bolívar recordó el campo y el paisaje venezolanos y, pensando en los plebeyos conducidos por Licinio hasta aquel monte, le invadió un sentimiento de profunda ansia por la libertad de Venezuela, por lo que en voz alta y firme, dijo:

"¿Conque este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna..."

Siguió pensando en todo lo que le inspiraba ese pueblo, que había dado para todo, menos para la causa de la humanidad. De pronto, con los ojos encendidos como llamas, se puso en pie, se aferró con frenesí a las manos de Rodríguez, cayó de rodillas y dio rienda suelta a sus pensamientos con una emoción incontenible:

"Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".

Estas ideas expresadas por el Libertador aquella tarde, inefables como la puesta de sol, cuando declaró su inmortal compromiso, comenzaron a cumplirse cuando semanas más tarde Bolívar regresó a Venezuela, donde se entregó a honrar su palabra, lo que cumplió trayendo la libertad a varias naciones americanas. Años después, en 1824, le escribiría a Simón Rodríguez, recordándole el juramento que había realizado aquel día de 1805, lleno del fervor libertario con el que cumplió la obra que le inmortaliza.

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