Entre los
precursores de la Independencia fue Francisco de Miranda quien abordó la
empresa libertadora con mayor empeño, audacia y sentido histórico
Caracas, 28 de marzo de 2013. Nace en Caracas, el 28 de marzo de 1750, el hijo mayor del canario Sebastián de Miranda y la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez. Se le bautiza con los nombres Sebastián Francisco.
En 1771, sale de
La Guaira rumbo a Cádiz, donde llega el 1 primero de marzo y se instala
en Madrid. Toma clase con profesores de matemáticas, idiomas y
geografía. Comienza a viajar y a escribir su diario, Colombeia,
que le llevará 40 años. Llega a ser Capitán del Regimiento de
Infantería de la Princesa y realiza su biblioteca en castellano, francés
e inglés, en parte con autores prohibidos por la Inquisición, que
comienza a perseguirlo por el resto de su vida.
Llamado el venezolano más universal de todos los tiempos,
Miranda es invitado por la Zarina Catalina, en 1787 a quedarse en Rusia
y lo nombra coronel del ejército ruso. Fue partícipe de la Independencia de los Estados Unidos, de la Revolución Francesa y posteriormente de la Independencia de Venezuela, siendo líder del «Bando Patriota» y gobernante de la Primera República de Venezuela.
El 26 de marzo
de 1812 –Miranda está en Caracas– se produce un gran terremoto en el
país; hay más de veinte mil muertos. El clero y los promonárquicos
pregonan el “castigo de Dios” por haberse sublevado los patriotas contra
las “legítimas” autoridades españolas. Las tropas de Miranda se pasan
al bando contrario en pleno combate. Bolívar es traicionado y pierde la
plaza. Miranda, con su cuartel general en Maracay, trata de retomar a
Valencia evacuada por los patriotas. No hay salvación. Celebra en La
Victoria una junta que le autoriza a capitular. La capitulación es
firmada en San Mateo, el 25 de julio.
Ese mismo año,
Miranda se dirige a Caracas y luego a La Guaira; Monteverde ocupa la
capital. Hay un traidor: el Comandante Militar de La Guaira, Manuel
María de las Casas, ha estado en comunicación con Monteverde y planea
entregar la plaza y, a la vez, apresar a Miranda.
En La Carraca
tiene dos personas que le vigilan y un guardia especial. En 1816 se
fija la fecha de la fuga: 11 de marzo; se aplaza; el 25, sufre un ataque
de apoplejía. Le atiende su fiel sirviente Pedro José Morán. Se
efectúan cuatro juntas de médicos, con el dinero destinado a la evasión.
No hay esperanza. El 4 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla,
fallece Miranda a la una de la madrugada. Su cadáver, sepultado en el
cementerio, fue arrojado a la fosa común en 1870. ¡Nadie en América
habló de esta muerte!
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